Procedente de Agazal, un precioso pueblo del norte de la isla de Gran Canaria donde el campo lo acunó durante toda su niñez, Juanito, como lo llaman desde que era pequeño, tras una larga trayectoria profesional en el sector turístico en su tierra, decide saltar un trocito de nuestro Atlántico para emprender nuevos proyectos en la isla vecina de Fuerteventura.
Uno de esos proyectos es una finca en la que comienza a cultivar en el año 2012, rindiendo tributo a su niñez en el campo y logrando, al mismo tiempo, evadirse de su rutina profesional. Comienza con el cultivo de hortalizas y verduras, hasta que, en el año 2014, como gran visionario y emprendedor que ha sido siempre, apuesta por el olivo. Está convencido de que el aceite de oliva es un gran producto, que es el oro de nuestra tierra, y apuesta firmemente por él, aun sabiendo que trabaja en un terreno árido y que la lluvia escasea en la zona. Su cabezonería característica hace que otros se lleven las manos a la cabeza, pero el empeño y cariño que pone en todo lo que hace genera una producción fresca y única, con unos colores y sabores también únicos, como lo es él mismo.
Su esfuerzo y el apoyo incondicional de la generación que lo sucede han logrado que este producto vea la luz. Y todo gracias a la confianza que tienen en las cosas bien hechas y a la importancia que dan al trabajo en equipo.
Esta ha sido ya la tercera cosecha, pero la primera que se ha dado a conocer, dentro de un bonito proyecto que ha supuesto el nacimiento de una marca comercial, TRES OLIVOS, que hace referencia a tres de sus pilares más importantes, sus tres hijos, y a un producto ejemplar, que ha sido galardonado en su primer año con una Oliva de Oro en el Concurso de AOVE de Canarias.
Por todo esto, desde Tres Olivos-Hacienda Jiménez creemos en nuestro producto, y queremos compartir con ustedes un trocito de nuestra esencia. Como afirma el dicho preferido de nuestro predecesor: «El que siembra, recoge».